A cualquiera que tenga opción, le recomiendo ver la obra de Tamara de Lempicka, yo he visto el año pasado una exposición suya en la Casa de las Artes de Vigo (perteneciente a la Fundación Caixa Galicia), puedo asegurar que fué una exposición única , digna de ver y de admirar.
Tamara de Lempicka

Nació en Gorska, en Varsovia, 1898, cuando Polonia formaba parte aún del Imperio Ruso.Venida al mundo en una familia adinerada que pasaba temporadas en San Petersburgo y en Montecarlo, acostumbrada a viajar, a hablar diversas lenguas y por supuesto a divertirse. Su madre adoraba las noches blancas de San Petersburgo porque los bailes duraban más tiempo.
Conoció a Tadeusz Lempicki, un abogado de éxito, joven, rico y guapo, uno de los caballeros más de moda en San Petersburgo, se casó con él en Petrogrado, en 1916 y pasó a ser Tamara de Lempicka (feminizando el apellido del marido, como se hacía en Rusia).
Le duró poco la buena vida, porque en 1917 estalla la Revolución Rusa y Europa estaba en la Primera Guerra Mundial, Tadeusz es detenido y Tamara tiene que huir a Finlandia, aunque no sin antes conseguir los favores de un comisario político que pone en libertad a su marido.
En 1918 abandonan Finlandia por París, y hasta 1923 transcurren los peores y más pobres años de su vida, nació su hija Kizette, a la que pintó en magníficos retratos, en ese agobio extremo, y con problemas matrimoniales surgidos de ese filo de miseria, su hermana Adrianne, que está terminando aquitetura, le da la solución: estudiar bellas artes, Tamara no lo duda un momento y se lanza al proyecto con resolución y entusiasmo.
Era el París de Braque, de Derain, de Picasso, de Gris, de Matisse y de Marie Laurencin, y el París que inaugura el Art Déco, una forma refinada, geométrica y figurativa que ha asimilado rasgos del cubismo y del expresionismo. En 1924 Tamara de Lempicka se convierte en una de las grandes pintoras Déco, se mueve entre marqueses, duques y ricos magnates, vuelve a ganar dinero fácilmente (y se lo gasta) mientras comienza a exponer y a vender sin cambiar su estilo de vida, aunque sí sus amantes.
La tunique rose

Tuvo una etapa de esplendor que va desde 1925 hasta 1935, luego su arte entra claramente en decadencia, pronto la Segunda Guerra Mundial la llevará de nuevo al exilio, esta vez en Estados Unidos donde será una diva mundana. Pasará a ser la sofisticada y atrevida baronesa Kuffner, por su segundo marido, mayor que ella. Tamara no dejó de pintar pero sus cuadros parecen más ingenuos y menos formados, pasó fugazmente por el abstracto en los cincuenta, y volvió en los sesenta a un estilo figurativo más impresionista.
Théléphone II

El barón Kuffner murió en 1962, y la baronesa, siempre rara y atrevida se gastó un dineral en dar tres veces la vuelta al mundo, vendiendo su magnífica casa de California.
La artista no protagonizó muchas exposiciones, será Alain Blondel quien en 1972 redescubrirá su obra, organizando una retrospectiva ( Tamara de Lempicka, de 1925 a 1935 ) en su Galerie du Luxembourg , con gran éxito de prensa y de público.
Retrato de la duquesa de la Salle

Sus últimos años los pasó en el cálido clima de Cuernavaca, cerca de la gran Ciudad de México, sin dejar de ser un personaje excéntrico y de fuerte personalidad.
En la primavera de 1980, las cenizas de Tamara de Lempicka fueron arrojadas desde un avión sobre el mítico volcán Popocatépetl, siguiendo la voluntad de la mundana pintora, que había muerto poco antes al filo de los 82 años.
Portrait de Madame M.